Aquí vas a encontrar 12 meditaciones guiadas de distintas duraciones, con diferentes estilos.
Las grabaciones están hechas sin música de fondo. Esto se debe a que, en mindfulness, se busca entrenar la mente para observar la experiencia tal cual es, sin estímulos adicionales que puedan distraer o influir en nuestro estado emocional.
Aun así, si lo sentís necesario o más agradable, podés poner música suave de fondo a tu elección mientras escuchás las meditaciones. En la sección de Extra, vas a encontrar pistas musicales gratuitas de distinta duración que podés descargar para acompañar tus prácticas.
La diferencia entre un estilo y otro está en el objeto de meditación. Es decir, en aquello en lo que elegimos enfocar nuestra atención. Te cuento brevemente de qué se trata cada uno:
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Respiración consciente: la respiración es el objeto de meditación. Llevamos toda nuestra atención a cómo entra y sale el aire por la nariz, conectándonos así con el aquí y ahora.
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Escáner corporal: el objeto de meditación es el cuerpo. Vamos recorriendo mentalmente distintas partes del cuerpo, sintiéndolas y conectando con las sensaciones presentes.
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Observación mental: el objeto de meditación es la propia mente. Observamos nuestros pensamientos y emociones como si fuéramos testigos externos, aprendiendo a separarnos de lo que la mente dice y reconociendo que no somos nuestros pensamientos.
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Amor benevolente: el objeto de meditación son los sentimientos de amor y compasión, primero hacia uno mismo y luego hacia los demás. Cultivar estos sentimientos nos ayuda a generar bienestar y conexión.
Si querés profundizar más en cada tipo de meditación, encontrarás más información en el PDF que está en la introducción del programa.
La idea es que empieces de a poco, y vayas aumentando la duración a tu propio ritmo, según lo que necesites ese día y el tiempo que tengas disponible.
Ojalá que, con la práctica, puedas ir incorporando estos estilos y, cuando lo sientas, te animes a soltar las grabaciones para meditar por tu cuenta, guiándote en tu propio espacio de calma.
Un consejo práctico: cuando medites sin guía, podés usar un temporizador, una alarma suave o incluso música de fondo que dure el tiempo que querés dedicarle. Si bien las prácticas mindfulness suelen hacerse en silencio, si sentís que la música te ayuda, podés usarla como apoyo. A veces, cuando meditamos, perdemos la noción del tiempo, y tener un referente externo te ayuda a organizarte mejor, sobre todo si después tenés otras actividades.
Recordá siempre que no hay una meditación “perfecta.” Lo más importante es volver, una y otra vez, al momento presente.
Y algo maravilloso empieza a suceder con la práctica: no solo te darás cuenta, durante la meditación, de que tus pensamientos “se fueron”… sino que, en tu día a día, vas a empezar a notar cuando tu mente se escapa al pasado o al futuro.
Al darte cuenta, podrás identificar patrones de pensamiento que quizás ya no resuenan con quien sos hoy, ni con quien querés ser.
Y ahí está la verdadera magia de la meditación: te regala la posibilidad de volver al presente, para elegir conscientemente quién querés ser y cómo querés vivir.
