Reflexiones

Ser Integral

Somos seres complejos, integrales, bio-psico-sociales. Por lo tanto, nada puede ser analizado de forma aislada. Si una parte de nuestro ser no está en equilibrio, en armonía, afectará de una u otra forma al resto.

Al hablar de salud debemos contemplar todas estas aristas. Ver solo el cuerpo o solo la mente como si fueran independientes una de la otra es al menos cuestionable. Y aún así, analizando cuerpo y mente, debemos sumar la tercera variable: somos seres sociales, por lo que debemos considerar la salud de nuestras relaciones, nuestra capacidad de interacción y vínculo con el otro.

Por otro lado, somos seres, por así decirlo, originales. Por ende, no podemos hablar de una receta única de salud. Sí podemos reconocer cuestiones que favorecen a la salud, como una buena alimentación, hacer ejercicio regularmente, contacto con la naturaleza, tomar sol, meditar, entre otras. Pero cada uno debe entrar en contacto con su cuerpo y alma (mente) para conocerse y reconocerse, y poder determinar qué significa estar saludable.

De nada sirve que te alimentes a base de ensalada todos los días si vas a estar siempre de mal humor. Tampoco que te alimentes a base de comida chatarra y tengas acidez, dolor de panza, etcétera. El equilibrio es la clave, y para eso es necesario saber qué necesito para estar en equilibrio.

Un buen comienzo está en escuchar a nuestro cuerpo. El cuerpo nos habla. A través de diversos síntomas el cuerpo manifiesta el desequilibrio que hay que corregir. Es necesario frenar, escucharnos, entendernos. ¿Qué necesito?

Te invito a que te escuches. A que pongas un freno a tu vorágine del día a día y puedas conectar con tu cuerpo, con tu alma. ¿Cómo estás?

La respuesta, lo que sea que aparezca va a estar bien. Para estar mejor el primer paso es reconocer; el segundo, aceptar. A partir de ahí, ¡todo es posible!

Te envío mucha buena energía y conexión 😊


El poder de la mente

¿Conoces sobre el efecto placebo? ¿Y el efecto nocebo? Aquí te cuento un par de casos para entender el poder de la mente sobre el cuerpo.

Al hacer estudios, por ejemplo, sobre un nuevo medicamento, se hacen pruebas sobre 2 grupos de sujetos: aquellos a los que realmente se les administra el medicamento, y aquellos a los que se les administra una pastilla inocua.

A ambos grupos se les informa los efectos positivos y posibles efectos adversos asociados al mismo, y muchas veces el grupo que no recibe el medicamento, se beneficia de los efectos del medicamento (efecto placebo) o manifiesta los efectos adversos del mismo (efecto nocebo).

En otras palabras, el efecto placebo funciona así: mi mente está segura de haber recibido el medicamento, entonces mi cuerpo generará los efectos positivos, y así muchos pacientes sanan a pesar de no haber recibido la medicación real.

Por otro lado, el efecto nocebo funciona así: mi mente está segura de haber recibido el medicamento, entonces mi cuerpo generará los efectos adversos (negativos), y así muchos pacientes manifiestan tales contraindicaciones a pesar de haber recibido solo una pastilla de azúcar.

El por qué algunas personas deciden concentrarse en los efectos positivos y otras en los negativos será cuestión de otro análisis. Lo importante a resaltar aquí es el poder que tiene la mente sobre el cuerpo. Y esto no solo funciona cuando se trata de medicamentos.

En el libro “La biología de la creencia” del Dr. Bruce H. Lipton (4ta. Edición) relata sobre un estudio realizado por la Facultad Médica de Baylor y publicado por The New England Journal of Medicine en 2002, titulado “Un ensayo controlado de cirugía artroscópica para la osteoartritis de rodilla“, en el cual se trabajó con pacientes con osteoartritis de rodilla que fueron asignados aleatoriamente para recibir desbridamiento artroscópico, lavado artroscópico o cirugía placebo. En este último grupo se simuló un procedimiento de desbridamiento artroscópico estándar. Después de preparar y cubrir la rodilla, se realizaron tres incisiones de 1 cm en la piel. El cirujano pidió todos los instrumentos y manipuló la rodilla como si estuvieran realizando una artroscopia. Se roció solución salina para simular los sonidos del lavado. El paciente permaneció en el quirófano durante el tiempo necesario para el desbridamiento.

La atención posoperatoria fue igual para todos los pacientes: ayuda para caminar, un programa de ejercicio gradual y analgésicos.

Los resultados se evaluaron en múltiples puntos durante un período de 24 meses, y concluyeron que los resultados ¡fueron los mismos para los 3 grupos!

En su libro titulado “Deja de ser tú”, Joe Dispenza nos habla de un estudio realizado en 1992 titulado “Aumentos de fuerza a partir del programa motor“, publicado en el Journal of Neurophisiology, que demostró también el poder de la mente sobre el cuerpo. Dividieron a los participantes del estudio en 3 grupos. Al primer grupo se le pidió que ejercitara un dedo durante 5 sesiones de entrenamiento por semana durante un mes. A un segundo grupo se le pidió que ensayara los mismos ejercicios durante el mismo tiempo, pero en su mente, sin hacer el ejercicio físico, solamente imaginando. El tercer grupo no realizaba ningún ejercicio, real ni mental (grupo de control).

Al finalizar el estudio, y comparar los resultados, vieron que el primer grupo, que había hecho el ejercicio real, había aumentado un 30% la fuerza de su dedo, mientras que el segundo grupo, demostró un 22% de aumento en su fuerza muscular, ¡solamente imaginando que había realizado el mismo ejercicio!

Si esto no explotó tu cabeza no sé qué lo hará. 🤯 😂

Nuestra mente es maravillosa, y espero que esto al menos te permita cuestionar qué hay en tu mente. Qué estás generando en tu cuerpo y tu vida: ¿efecto placebo o nocebo?

Te deseo un gran poder mental que te beneficie cada día. ¡Gracias por leer!


Recuperar la visión

Estas reflexiones son totalmente de mi experiencia personal recuperando mi vista.
Sí, sí.. leíste bien, estoy recuperando mi visión. 🤓

A los 12 años fue mi primer diagnóstico de miopía y astigmatismo. Me enteré por la seño Norma, cuando luego de un examen de matemática citó a mis padres. Resulta que había hecho bien los ejercicios, pero los números no eran los del pizarrón.

A lo largo de los años tuve un par de aumentos hasta que se estabilizó.

Estudiando descodificación biológica aprendí que es nuestro cuerpo (nuestro inconsciente) el que genera la mayoría de las enfermedades que padecemos, a raíz de alguna situación dramática (o la suma de varias situaciones), un conflicto a nivel emocional no resuelto. Entonces mi razonamiento fue que, si el propio cuerpo genera la enfermedad, el mismo debe ser capaz de proporcionar la cura.

En uno de los diccionarios que utilizamos en descodificación es donde descubro un autor que escribió precisamente un libro para recuperar la visión. El autor es el Dr. Mirzakarim Norbekov, doctor en Psicología, Pedagogía y Filosofía Médica. El libro se titula “Libérate de las gafas con la sabiduría del burro”.

Así fue como a fines del 2023 me decidí y compré el libro (en Argentina se consigue impreso por Mercado Libre). Lo devoré en una semana y comencé los ejercicios.

Empecé con mucho entusiasmo. Estaba segura de que iba a recuperar 1 dioptría cada 2 días (el método promete recuperar 1 dioptría entre 2 y 8 días). La realidad me tiró un baldazo de agua fría. Al día 5, cuando no noté ninguna mejoría, me largué a llorar de la frustración. Sin embargo, sabía que tenía que seguir con los ejercicios. Yo estaba convencida que era posible recuperar mi visión, convencida de que era capaz de curarme a mí misma, así que seguí insistiendo.

Una semana después de ese dramático día 5 empecé a notar cambios sutiles. Me daba cuenta de que algo había mejorado, pero no tenía idea de qué ni cuánto. Seguí haciendo los ejercicios un par de semanas y me saqué turno al médico oftalmólogo. Era hora de comprobar el método y confirmar lo que yo ya sabía: ¡estaba viendo mejor!

Si bien a mí no me resultó tan rápido como el libro promete, llevo desde enero 2024 realizando los ejercicios diariamente, con algunas modificaciones que se adaptan a mi rutina y respetando los tiempos de mi cuerpo y, ¿sabes qué?… ¡lo estoy logrando!  💪


Aquí te dejo mis conclusiones:

  • Sanar no siempre es fácil. Lo que es fácil es enfermar y quedarte enfermo, no requiere ningún esfuerzo de tu parte (tu inconsciente se encargará de ello). Si queres sanar, tenés que estar dispuesto a hacer/ser el cambio que queres en tu vida.
  • Tenemos el don de la salud y el poder de la sanación. Somos seres excepcionales y perfectos. En nosotros reside un poder de sanación dispuesto a ponerse en marcha si así lo deseas.
  • Confía en tu intuición. Algo en mí entendió que era posible recuperar mi visión incluso antes de poder corroborarlo. Tenemos una sabiduría ancestral incorporada en nuestra mente inconsciente. Debemos saber escucharnos y confiar.
  • Podemos elegir no sanar o hasta que punto, y eso también está bien. Como mencioné anteriormente, sanar requiere esfuerzo. Y hay síntomas o enfermedades con las cuales podemos convivir, si eso no resulta una carga para nosotros. Es importante no obsesionarse con la búsqueda de una “salud perfecta”, sino entender qué es la salud para cada uno de nosotros (obsesionarme con querer bajar 1 dioptría cada dos días me generó más frustración que bienestar, ahí entendí que debía aceptar y adaptar los ejercicios a una rutina que para mi tuviera sentido). Por otro lado, no todas las personas van a querer sanar (consciente o inconscientemente), y eso también hay que saber aceptarlo y respetarlo. Cada uno es responsable de su propia salud.


Todo es percepción

La percepción es un proceso mediante el cual se elabora e interpreta la información recibida, para organizarla y darle sentido. La neurociencia explica que nuestra percepción no es una copia del mundo físico, sino que “construimos” nuestro mundo de acuerdo con nuestra red neuronal. Por otro lado, la Terapia Gestalt, al hablar de percepción y atención, diferencia entre figura y fondo. Un campo, una escena o situación, será percibido de diferentes maneras según sus elementos sean atendidos como “figura” o como “fondo”.

Por eso es que podemos vivir “en apariencia” la misma situación, y tener una vivencia totalmente distinta. Y ninguna es menos válida que la otra, ¡todas son ciertas!

Al final, todo depende de nuestra percepción, a dónde ponemos el foco, y esto está configurado por nuestra red neuronal.

Pero esto no termina ahí. Que veas las cosas de cierta manera no significa que siempre tenga que ser así. Por suerte existe lo que en neurociencia se llama plasticidad cerebral o neuroplasticidad. Es la capacidad de nuestro cerebro de modificar su estructura y funciones con la experiencia, aprendizaje y entrenamiento.

Así, gracias a la neuroplasticidad, es posible modificar nuestra red neuronal y, por ende, nuestras reacciones, hábitos, conductas, etcétera. Para ello, como bien explica el Dr. Joe Dispensa en su libro “Desarrolle su cerebro” (1era Edición), hay que pasar de inexperto a experto.

El camino por el cual podemos cambiar nuestra percepción y cómo respondemos ante diversos estímulos, es siempre el mismo. Al principio, ni siquiera tenemos consciencia de ello, somos inconscientemente inexpertos.  En algún punto, tomamos consciencia de algo de nosotros mismos que nos molesta, que tal vez sería bueno cambiar; nos volvemos conscientemente inexpertos. Mediante aprendizaje y entrenamiento, es posible modificar nuestra percepción y nuestra conducta, saliendo de la reacción automática e inconsciente, para dar una respuesta consciente ante esas situaciones. Aquí nos volvimos conscientemente expertos. Por último, una vez que ese aprendizaje se encuentra ya afianzado en nuestra red neuronal, nos volvemos nuevamente inconscientes, aunque ahora expertos, de esta nueva forma de actuar.

Los aprendizajes se afianzan por repetición o porque hubo una emoción muy intensa asociada al mismo (positiva o negativa).

Por repetición sería, por ejemplo, andar en bicicleta. Aprendemos por practicar una y otra vez hasta que nuestro cuerpo aprende a coordinar todos los movimientos de manos, piernas, ojos de forma armoniosa.

Un ejemplo de aprendizaje asociado a una emoción podría ser que de pequeña me mordió un gato, y lo viví con mucho miedo (fue una situación traumática). Posiblemente ese solo hecho haga que en mi mente se genere el aprendizaje de que el gato es un animal peligroso, y cuando sea grande, tenga miedo, fobia o alergia a los gatos.

Para modificar nuestra estructura neuronal podemos recurrir a diversas herramientas y terapias. Siempre el primer paso es llegar a conocernos y aceptarnos; de ahí al cambio.

Te deseo un camino maravilloso de aprendizaje, y que puedas volverte inconscientemente experto en aquello que necesites. ¡Un abrazo!

Inteligencias Múltiples

Todos somos inteligentes, aunque no todos tengamos los mismos tipos de inteligencia, ni al mismo nivel.

Antes, el que era inteligente era el que le iba bien en matemática y lengua o literatura. Fue el psicólogo Howard Gardner quién cuestionó las clásicas concepciones sobre la inteligencia, medidas principalmente por capacidades lógico- lingüísticas, dejando a un lado muchas otras habilidades que también son necesarias.

La teoría de las inteligencias múltiples concibe 8 tipos de inteligencias.

  1. Inteligencia musical: Implica habilidades de percepción, comprensión, análisis de melodías y ritmos, tonos de voz, etc.
  2. Inteligencia cinético – corporal: Involucra habilidades de control muscular, autopercepción de las sensaciones y movimientos corporales, equilibrio, precisión en el movimiento, movimiento hábil de segmentos del cuerpo (manos, piernas).
  3. Inteligencia lógico – matemática: Implica el manejo de números y el razonamiento lógico y científico, realización de cálculos, formulación de hipótesis, abstracción, creación de modelos y teorías lógico-científicas sobre la realidad, deducción y observación.
  4. Inteligencia lingüística: Involucra habilidad para expresarse verbalmente y/o por escrito, facilidad y agrado por la lectura, el aprendizaje de idiomas, la producción y la comprensión del lenguaje verbal. Es la exhibida, en forma más completa, por los poetas.
  5. Inteligencia espacial o visual/espacial: Incluye habilidades tales como pensar en imágenes, escenas, memoria visual, capacidad para la imaginería y la representación mental, el diseño, el manejo de formas y proporciones.
  6. Inteligencia interpersonal: Es el tipo de inteligencia que se requiere para las relaciones sociales como facilidad para percibir e identificar las necesidades, pensamientos y sentimientos de los demás, mediar y resolver conflictos, comunicación efectiva, liderazgo, entre otras.
  7. Inteligencia intrapersonal: Se refiere al conocimiento de uno mismo, capacidad reflexiva, autoconcepto, autoestima, introspección, meditación, conciencia de las propias emociones.
  8. Inteligencia naturalista: La inteligencia naturalista permite detectar, diferenciar y categorizar los aspectos vinculados al entorno, como por ejemplo las especies animales y vegetales o fenómenos relacionados con el clima, la geografía o de la naturaleza.

No hay una inteligencia que sea más importante que otra. Además, este es sólo un modelo más para medir la inteligencia, pero no significa que estás sean las únicas. Probablemente existan muchas más que todavía no se han estudiado.

Esto nos invita a pensar que cada persona es única e irrepetible, con una combinación de inteligencias única e irrepetible. En otras palabras, cada persona tiene algo único y valioso que aportar a este mundo.

¿Te interesa conocer cuáles son tus inteligencias? Aquí abajo podés descargar el cuestionario de Inteligencias Múltiples para que puedas averiguarlo.

CUESTIONARIO DE INTELIGENCIAS MÚLTIPLES


Está página ofrece servicios terapéuticos complementarios.
No reemplaza la atención médica, psiquiátrica, psicológica, farmacológica u otras.
Consulte a su médico o profesional de la salud.